El tiempo resbaló por su cuerpo y pintó sobre él trecientos atardeceres.
Boudelaire pasaba entre la gente y observaba como repentinamente se dorminan a su alrededor. Es que aquellos atardeceres celebraban el sueño de cuantos los observacen.
Ay, Boudelaire! No podés pintarte de utopías? Tal vez, así sus bocas no se vuelvan pasivas y sus brazos comiencen a construir el futuro que queremos.
1 comentarios:
Ay Sofia! como esperas que se pinte de utopias el pobre? si vos no le decis ni el nombre bien!! ajaj este escrito es muy opiomano :P me hiso traer la imagen de un atardecer amarillo y frio...suerte sofi..algun dia tenemos que sacar nuestra propia revista literaria!!!
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