Algo late,
se escabulle entre los dedos. Un canal lo transfiere al carboncillo y traza un teatro de sombras. Las utopías van y vienen... no me dejan tranquila! Entonces, comienzo a escribir...

Cuento primero de la señora con sombrero



Una señora con sombrero se dirige a la estación de trenes (habrá notado el transeúnte observador la ligereza de su paso, casi un baile surrealista, entre la masa apática de la estación). Debe partir a una ciudad muy lejana de la cual no interesa el nombre. Una señora con sombrero y un boleto de tren se sienta en la ventanilla que mira al lago y en la misma se confunden sus ojos con el cielo. El invierno ha recitado un soneto a las flores del camino y estas han subsistido (ella ríe de la estupidez que acaba de pensar). Una señora con sombrero, un asiento en el tren y una estupidez en la cabeza ahora quiere leer. Entonces, quita el libro del señor vecino dormido y lee un manual de instrucciones para una cámara de fotos. La señora con sombrero, un asiento en el tren y la escasa culpabilidad de hurto juega con sus manos y deja el manual. A continuación, observa a los pasajeros e intenta adivinar su nombre, si acierta tres viaja hasta Estambul, si son cinco hasta Ankara, si son diez hasta Uzbekistan. La señora con sombrero, un asiento que da a la ventanilla, un libro devuelto y un juego sin sentido adivina el nombre de tres mujeres y dos hombres (lo corrobora con la etiqueta del equipaje). Procede entonces a definir su camino, pero no recuerda a que ciudad correspondería ir entonces (el lector que no recuerde la ciudad correcta no puede declarar severas críticas sobre su salud mental). Una señora con sombrero, con nariz fría y viento en el cabello, con sol besando la frente y una memoria tan frágil como el capullo que acaba de pisar emprende el regreso sola.
Nota: no llevaba equipaje

5 comentarios:

Felipe B dijo...

Hay una peli, amor eterno, con la actriz de Ameli: Audrei Tautou, que todo el tiempo toma desiciones basadas en hechos cotidianos, como si se corta o no la tira de naranja que está pelando. La mujer con sombrero me recuerda a la canción de silvio rodriguez, esa magia que logra desenvolver en su prosa. Siempre existe un misterio en las personas que andan sombreriando por la vida.

Unknown dijo...

Que lindo sopa ...Tu prosa me inspiro mucho!!! ahora decidi que voy a viajar a algun lugar sin motivo i ademas... Me voy a comprar un sombrero...o tal vez no... a ver... si la chicha se levanta lo compro.. si sigue durmiendo me hago un corte punk en el pelo.......
.......................
....uFFF...Se levantó, que bueno.. se salva mi cabello entonces... me voy..A COMPRAR MI SOMBRERO.(Este comentario sin pies ni cabeza fue dejado por Volu para su amiga sopon.. y para el que sepa leer entre lineas...se leen vários "te quiero")

Anónimo dijo...

Que hermoso...viajar...un lago..apenas lei la oración que describe al lago, se me proyectó al instante, la imagen mental de un lago que se veia al costado de la ruta, llegando ya a punta del diablo. Sólo que en lugar de la ruta, tuve que fabricar unas vias de tren, una ventana y una señora mirando tras de ella. Gracias Sopa por transportarme por un ratito nuevamente a los paisajes uruguayos! (aunque el camino de esta señora probablemente esté muy lejos de allí, no importa, vale la analogía)

Anónimo dijo...

creo q todos andamos un poco como esa señora por la vida...subimos a trenes sin equipaje y sin un rumbo fijo...pero lo hacemos...hacemos juegos sin sentido y buscamos entrenenernos con cualquier libro q encontremos...y poseemos (lo que mas remarco ) esa memoria fragil, efimera...

y asi andamos...esperando ese segundo cuento de la señora! jajaja

Tru dijo...

HERMOSO CUENTO SOPA!!!
hacía mucho q no visitaba tu blog

seguí así, si tengo hijos cuando sea grande, le voy a comprar tus libros :)

 

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